Los regalos de Mourinho

 

 

 

 

 

Es cierto, cuando José Mourinho vende un jugador, difícilmente para quien lo compra será un buen negocio. El conocimiento que desarrolla el técnico portugués en sus efectivos hace difícil pensar en un error de valoración, o a menudo es excesivo el gasto energético que pide a sus jugadores en el curso de su experiencia conjunta como para pensar en mantener durante mucho tiempo ese nivel.

Sin embargo el nuevo Mourinho observado en el banquillo del Chelsea y el recambio generacional que por primera vez el técnico debe vivir como protagonista, puede representar una buena ocasión para quien buscará reforzarse. Más allá de las situaciones ligadas a Lampard y Terry, son otros los nombres en el ojo del huracán mediático que acompaña al mercado y que podrían volver a ser de actualidad en la sesión estival.

Se comienza con Fernando Torres, destinado al adiós si efectivamente Diego Costa recorrerá sus huellas abandonando el Vicente Calderón para llegar a la Premier League. La revolución urdida por Mourinho y aprobada por Ibrahimovic podría llevar al madrileño al fútbol italiano si efectivamente el Inter demuestra con los hechos un interés que el presidente Thohir ha exteriorizado a través de los medios. Discurso idéntico para Demba Ba. Ha jugado poquísimo pero ha resultado decisivo a menudo. Ha sabido esperar su momento y lo ha hecho con gran valor y calidad. Mourinho ha demostrado aprecio hacia él bloqueando el traspaso al Arsenal en el pasado verano pero si el destino fuera la Serie A el portugués podría ser menos intransigente. En Inglaterra se habla de la posibilidad de que jugadores como David Luiz o Hazard puedan abandonar Stamford Bridge. Difícil para el primero, casi imposible para el segundo. Ninguno de los dos sería potencialmente un jugador destinado al fútbol italiano por los parámetros económicos en los que están instalados sus salarios. Perspectivas interesantes en todo caso que por primera vez podrían ofrecer a quien arriesgue la inversión un potencial importante. El mercado de salida se enciende incluso para quien no tiene la necesidad.